martes, 22 de abril de 2008

Alianzas Ancestrales

El Universo se basa en la interdependencia. El ser humano no es la excepción y por milenios, se han establecido alianzas entre nuestra especie y otros seres. Hoy, vamos a hablar de la alianza entre el reino animal y la especie humana.

Para la mayoría de los seres humanos, los animales son seres sin intelecto que, pueden servirnos de ornato, compañía o para fines de transporte, guerra, comida o trabajo. Reconocemos que forman parte de los ecosistemas y su manutención, pero lejos estamos de verles como hermanos en un mundo que ellos habitaban, mucho antes de que apareciera el primer ser humano.

La Tierra es un hermoso proyecto, sólo que muy pocos recuerdan cuál es este proyecto. Los animales lo recuerdan y también recuerdan la Alianza que establecieron hace milenios con el ser humano.

Cuando hay tiempos difíciles, las alianzas otorgan mayor fortaleza a todos. Ese fue el origen de la alianza. Antes de que las aldeas humanas se transformaran en junglas de acero y hormigón, los animales y algunos hombres, comulgaban.

Esos hombres y mujeres mágicos, conversaban con los animales, aprendían de su sabiduría y también conocían de la alianza. Ellos eran capaces de ver a los animales que protegían y ayudaban a cada persona. Conocían el nombre que tiene cada uno de esos animales. Porque cada ser en la creación, tiene un nombre en particular y quien conoce ese nombre para cada criatura, se gana su amistad.

Aquellos hombres y mujeres especiales, enseñaban a los demás seres humanos sobre la relación poderosa y mágica entre el hombre y los animales. Y luego todo cambió.

Guerras interminables, sangre derramada, una población humana creciente que requiere de enormes cantidades de insumos para su manutención, cacería de animales inocentes sólo por ego y un pseudo-placer que más bien es crueldad y brutalidad. Todo ello hizo que los animales, igual que alguna vez lo hicieron las Hadas, se ocultaran, se alejaran y ya no hablaran más con los hombres.

A lo largo de la historia, algunos seres muy especiales han mantenido esa relación de hermandad y paz con los animales. Francisco de Asis fue uno de ellos. Hoy, existen en los bosques, en las selvas y ocasionalmente, en las ciudades, seres especiales que aún guardan una relación mágica con los animales.

En la película de la Brújula Dorada, que estuvo hace poco tiempo en cartelera, se aprecia un poco lo que es la relación entre los animales y el hombre, pero hay más, mucho más…

¿Por qué estoy hablando de las relaciones entre otras especies de seres con el ser humano?

Porque es tiempo de recordar y de dar el reconocimiento y el amor a estos seres que, olvidados por la mayoría de nosotros, contribuyen en silencio al desarrollo de la humanidad. Ellos han seguido leales a la alianza, aunque hoy en día, la mayoría de nosotros, la hemos olvidado.

Antiguamente, cuando un niño nacía, se le daba un nombre relacionado con el principal animal que resguardaba su energía. Ahí el ser humano tenía una clave y una gran ayuda para avanzar en su camino.

Hoy, nadie sabe cuáles animales resguardan su energía. Nadie sabe siquiera que hay energías animales que, en secreto y en silencio, apoyan todos nuestros proyectos, tienen que ver con nuestras relaciones y también con nuestros rechazos interpersonales y, especialmente, promueven nuestra evolución espiritual.

¿Qué animales resguardan tu energía? ¿Por qué te resguardan a ti precisamente? ¿Qué cualidades te brindan? ¿Qué ventajas tiene para ti el que esas animales estén cerca? ¿Qué ventajas tiene para tus Aliados el estar contigo? ¿Cómo puedes acercarte, conocerlos y trabajar en equipo con ellos? Estos y muchos otros temas, forman parte de la enseñanza de “los Aliados de Poder”.

Mirar de ahora en adelante a los animales, cualquiera que sea, con respeto y gratitud, es algo que abrirá las puertas a que los secretos de nuestra verdadera relación con ellos se revele en nuestras vidas.

Reciban amor y luz,
Caridad Kenamsi.

viernes, 11 de abril de 2008

¿Cómo preparo a mi perro para la llegada de un bebé?

Una de las preguntas más frecuentes de los futuros padres es cómo introducir un nuevo bebé en un hogar en el que reside un perro. Normalmente, esta cuestión genera muchas dudas ya que existe cierto miedo a las futuras interacciones entre el niño y el perro. Por fortuna, la mayoría de las mascotas miran a los niños con curiosidad y no presentan signos de agresividad hacia ellos.
Sin embargo, algunos perros pueden percibir a los bebes como un mamífero extraño y una posible pieza de caza, sobre todo, aquellos que nunca han visto a un bebé y, por tanto, no pueden reconocerlo como una cría de los seres humanos. Para ayudar a prevenir accidentes, debemos tomar algunas precauciones.

Tomar precauciones para evitar accidentesEn primer lugar tenemos que asegurarnos de que nuestra mascota no tiene ningún problema de agresividad hacia los niños, o adultos o de que no haya presentado ningún comportamiento predatorio (de caza) hacia pájaros, gatos o cualquier otro mamífero.

Si el perro ha manifestado algún tipo de agresión anteriormente, los padres deben consultar a un terapeuta del comportamiento animal. Éste puede evaluar al animal e indicar, si fuera necesario, un plan de trabajo para reducir la probabilidad de que el perro pueda ser agresivo con el nuevo niño.

Los propietarios de perros sin problemas deben saber que, con la llegada del bebé, recibirán menos atención que antes. El perro puede recurrir a realizar actividades destructivas para llamar la atención o hacerlo simplemente para aliviar el aburrimiento. Puede ocurrir que, si se trata al animal más severamente cuando se aproxima al niño, o se le aísla para no molestarle, el perro puede establecer una asociación entre el niño y el nuevo trato. Por ello es aconsejable que el perro participe de la nueva situación familiar, si bien teniendo siempre una constante vigilancia, para que aprenda a incorporar al bebé como un miembro más de la familia.
No les dejes solosEs esencial recordar que un animal no debe estar solo con un niño en ningún caso. No porque los perros sean agresivos con los niños por naturaleza, sino porque estos últimos pueden tener reacciones extrañas hacia el animal cuando éste se les acerca para buscar contacto físico, o simplemente para abrazarles para mostrar cariño.

Hasta que el nuevo miembro de la familia no sea mayorcito para comportarse apropiadamente con el animal doméstico, aproximadamente a los 10 años, no hay que permitir que los niños y perros actúen recíprocamente sin saber cómo responden en esas circunstancias. Esta es una medida de seguridad muy importante que protege tanto al niño como a la mascota.

Instrucciones para los nuevos padres
1. No disciplinar al perro cuando se manifieste curioso alrededor del niño.
2. Dejar que el perro huela y vea al niño.
3. Asociar experiencias agradables con la presencia del niño.
4. Dedicar especialmente 10 minutos al día a interaccionar activamente con el perro.
5. No dejar totalmente solos a niño y perro.
6. No aislar totalmente al perro del niño.

Procedimiento antes del nacimiento
El proceso de introducción del bebé debe comenzar antes de su nacimiento. En este procedimiento se deben seguir varios pasos. En primer lugar y como condición indispensable, cualquier propietario en estas circunstancias debe asegurarse de tener un buen control sobre su perro mediante una educación básica. Este proceso, cuando se parte de cero, nos ocupará aproximadamente un período de un mes.

Antes de llegar el bebé se debe establecer un horario regular de alimentación y paseos que se ajuste a la realidad de las futuras circunstancias. Deberá respetarse cuando el niño esté presente. Incluirá de uno a dos paseos diarios de una duración de 5 a 10 minutos, dedicados exclusivamente a atender las necesidades del animal. Durante esos paseos, se ha de acariciar al perro, cuidarlo, hablarle despacio y cariñosamente, jugar con él y sus juguetes, darle masajes y todo aquello que al propietario le apetezca y sepa que a él le gusta.

Para llevar a cabo este intercambio con éxito, hay que buscar los mejores momentos del día, aunque sea levantándose cinco minutos antes. Al dueño también le servirá para relajarse. Esta es una buena manera de indicar al animal que, a pesar de todo lo que está sucediendo, él también es importante y cuenta para la familia.

El cambio de horarios hay que realizarlo lo más pronto posible. Un buen momento sería al comenzar la educación básica o al reforzarla, si el perro ya está educado. Para que el paseo del bebé en cochecito acompañados del perro no suponga un esfuerzo extra, debes enseñársele a caminar a un lado con correa antes del nacimiento del niño. Esto contribuirá a tener un buen control sobre el animal. El olor del bebéLas áreas donde permanece el bebé tendrán un olor característico al emanado por los artículos que utiliza el niño (pañales, lociones, polvos y otros objetos), que es interesante para el perro. Se ha de permitir que éste se acostumbre a ellos olfateándolos antes de la llegada del bebé. El responsable puede también manosearlos e impregnarse de su olor para que el perro le huela.

Igualmente, los objetos o la ropa del bebé pueden ser atractivos para el perro, por lo que permitiremos que juegue con ellos enseñándole modales y utilizando las órdenes básicas. Cuando el bebé esté presente, tomaremos algún objeto o ropa que el niño ha usado y se los enseñaremos al animal para que se familiarice con ellos y sepa que también hay un niño involucrado en la familia.

Tener la precaución de realizar los arreglos necesarios para que el animal pueda estar separado de las visitas o del bebé en algún momento, es un aspecto importante. Estas modificaciones, sin embargo se han de realizar antes de la llegada del niño, para que el perro pueda acostumbrarse y no se sorprenda. No es aconsejable llevar a la mascota a una residencia canina. Es preferible tener al perro vigilado dentro de casa por que esto disminuye la tensión. Los perros incrementan la tensión en las perreras o residencias y se vuelven temerosos al regresar al hogar, por lo que pueden asociar su estado de miedo con la llegada del bebé.

La entrada en casa
Cuando el bebé entre en casa, el propietario necesitará ayuda. Debe poder saludar y prestar atención a los animales sin tener que decirles que se marchen, o arriesgarse a intervenir porque estén molestando al bebé. Alguien debe poder sostener al bebé mientras el responsable saluda a su animal de compañia.

Si se trata de un animal que salta al saludar, se le debe poner en otro cuarto hasta que todo esté tranquilo y el propietario pueda entrar a saludarlo. Si el animal es difícil de controlar debe colocársele una correa pero, antes, hay que saludarle de forma efusiva. Sólo debe empezar la presentación de los animales al bebé cuando todo esté tranquilo y bajo control, con los animales callados y en calma, cuando todo regrese a una situación normal. Este proceso puede durar de unos 15 a 30 minutos.

Una vez que estemos listos para comenzar con la presentación de los animales, alguien debe hacerse cargo del bebé para que el propietario pueda supervisar al perro. El animal puede oler y explorar al bebé. Si se manifiesta temeroso del niño, es aconsejable hablar suavemente con él, frotarlo, darle masajes y animarlo para seguir oliendo al bebé. No hay que sostener ni mover al pequeño en el aire delante del perro, pues podría incitar al animal a arremeter contra el niño. Esta es una conducta inapropiada y potencialmente peligrosa.

En todo momento debe haber tranquilidad y la situación ha de estar totalmente controlada. Aunque un lametazo pueda ser aceptable, se debe detener al animal al instante. Si se presentan lloros o gruñidos al bebé, hay que ser capaz de corregirlos verbalmente. Si no es así, el responsable ha de colocar al animal en otro cuarto hasta que esté tranquilo. Cuando se calme, se podrá probar nuevamente la presentación. El propietario ha de recordar que debe impedir cualquier conducta errónea, antes de que se produzca, sobresaltando al animal para que cese, y entonces, reforzar otra conducta más adecuada.

Medidas de control
Si el responsable está solo durante las primeras semanas, los animales deben estar guardados en presencia del niño. Es imposible atender a los dos y tener la seguridad de poder reprimir una mala conducta del perro.

También es importante considerar el estado de la correa y su longitud que, en caso necesario, se podría utilizar para tener bajo control al perro en presencia del bebé. De esta forma, el animal puede estar cerca del niño y el dueño puede acariciarlo, pero el perro no puede arremeter para localizar y alcanzar al bebé.

Es erróneo pensar que el bozal evita posibles lesiones. El cráneo de un niño es muy débil como para soportar una envestida de un perro y puede llegar a producirse una fractura sin que hubiese intención. Un bozal puede prevenir una mordedura, pero no disuade al perro de arremeter contra el niño.

Bajo ninguna circunstancia un animal doméstico puede dormir en el mismo cuarto que un niño. Es aconsejable usar un intercomunicador para poder cerrar la puerta de la estancia del bebé mientras duerme. Si después de 3 semanas, el animal acepta al bebé sin presentar malas conductas, se puede estar tranquilo. No obstante nunca hay que dejar solos al animal y al niño.

Con Gatos se Vive mas Felíz

El que comparte su vida con un gato, solo se hace bien. Los felinos son algo así como expertos maestros de la armonía, mejorando con su presencia el bienestar físico y espiritual de las personas con las que viven. En solteros, esto está comprobado científicamente. Un estudio en parejas, llegó a un resultado sorprendente.

Quienes poseen gatos, tienen menos depresiones, sufren menos de sensaciones negativas y tienen menos miedo. A este resultado llegó un estudio hace 4 años. Los encuestados en esa ocasión, eran todos solteros que vivían solos.

Para los dos investigadores en comportamiento, Dennis C. Turner y Gerulf Rieger de Suiza quedaron algunas preguntas abiertas. Ellos comenzaron un nuevo estudio en el año 2001 para encontrar respuestas a 2 importantes preguntas: ¿Tiene el vivir junto a un gato el mismo efecto positivo si además se vive en pareja? y ¿La influencia de un gato en el bienestar de una persona es comparable a la influencia de una pareja humana?

A través de los medios de comunicación se encontraron voluntarios para el test: 212 parejas con gato(s), 31 parejas sin gato, solteros con gato (47 mujeres y 45 hombres), así como solteros sin gato (43 mujeres, 9 hombres). Todas las personas encuestadas tenían aproximadamente la mismas edades y mostraron antes del test, la misma conducta hacia los felinos. El resultado del test fue para los investigadores una gran sorpresa.

Solamente con un gato, una mujer es muy feliz

Los encuestados debían elegir de una larga lista de adjetivos, la opción más adecuada en cuanto a sensaciones e impresiones, de situaciones comunes del diario vivir. Estos adjetivos fueron posteriormente ordenados en 14 categorías de estado de ánimo.

La suposición de que las mujeres tienen una relación más fuerte hacia los gatos se estableció inmediatamente.

La sorpresa, sin embargo, fue que las mujeres casadas con gato en comparación con mujeres sin gato, se sentían más seguras de sí mismas y sentían menos temor, se desesperaban menos y estaban cansadas menos a menudo.

Crucial para este "bienestar", no era su pareja, sino el gato. El estudio demuestra claramente que la pareja masculina no contribuye mucho a aliviar el descontento, el mal humor. Donde hay un gato en la casa, las mujeres consiguen mucho más fácilmente a liberarse de la frustración del día a día. O para decirlo de otra manera: Una mujer es más feliz cuando tiene una pareja y un gato. La pareja masculina sola, no basta para el bienestar - incluso no siendo esto evidente para ellas-.
Ante la pregunta directa: "¿Quién creé usted es más crucial para el bienestar de una persona - una pareja o un gato?". Las mismas mujeres habrían respondido decidida y espontáneamente: "La pareja por supuesto".

El estudio dio resultados opuestos entre los hombres encuestados. Su bienestar estaba fuertemente relacionado a la presencia o ausencia de una pareja. Hombres con pareja se sentían más seguros y tenían mejor humor. La presencia de un gato en sus vidas no tenía mayor significado.

Fuente: Autor: Jutta Aurahs. Revista: Geliebte Katze N°10 octubre 2002 Traducción del alemán: Dra. Susanne Hildebrandt