jueves, 13 de septiembre de 2007

Animales de Compañia, Victimas de Fumadores

MASCOTAS, VICTIMAS DE FUMADORES

Al igual que los humanos, los animales domésticos se convierten en fumadores pasivos cuando conviven con quienes consumen tabaco en su hábitat.
El humo que respiran los no fumadores no sólo afecta a las personas y al medio ambiente, sino también a los animales, particularmente a las mascotas que conviven con quienes consumen tabaco. Según Carolynn Mac Allister, de la Universidad Estatal de Oklahoma, los perros y gatos, así como las aves, son suceptibles de desarrollar cáncer por esta causa.
Diariamente, millones de personas en todo el mundo que no consumen tabaco están expuestas al humo del cigarrillo de fumadores, tanto en sus casas como en sitios públicos, mismo que puede conducirles a padecer cáncer pulmonar. Si llevamos estos efectos a las mascotas, encontramos que se magnifican.

“Existe un buen número de publicaciones científicas recientes que han reportado la amenaza significativa que representa el humo para las mascotas. Como fumadores pasivos los gatos pueden desarrollar cáncer y linfoma, en tanto que los perros pueden padecer cáncer nasal y pulmonar, al igual que las aves”, dijo Mac Allister.
La especialista citó un estudio llevado a cabo en el Colegio Tufts de Veterinaria, el cual mostró que el número de gatos que presentó cáncer en el hocico fue mucho más elevado en aquellos que vivían con fumadores.

“Una de las razones por las que los gatos son tan susceptibles a enfermar por causa del humo de tabaco es debido a sus hábitos de acicalamiento. Constantemente se lamen y es así como los carcinógenos se acumulan en sus lenguas y hocicos. Además, al limpiarse exponen las membranas mucosas del hocico”, aseveró.

Asi mismo, los felinos que cohabitan con fumadores tienen doble riesgo de desarrollar linfoma maligno, un tipo de cáncer que ocurre en los nódulos linfáticos y es de consecuencias fatales en tres de cuatro gatos a los 12 meses de haberlo contraído.

10 SIGNOS DE ALERTA
  • INFLAMACIONES anormales que persisten o continúan creciendo.
  • HERIDAS que no sanan.
  • PERDIDA de peso.
  • PERDIDA de apetito.
  • SANGRADO o descarga de fluídos por cualquier abertura corporal.
  • OLOR desagradable.
  • DIFICULTAD para comer o tragar.
  • PERDIDA de energía o apatía para el ejercicio.
  • OLFATEAR o lamer persistentemente un área del cuerpo.
  • DIFICULTAD para respirar, orinar o defecar.

    Fuente:
    El Universal. Seccion Cultura 10/09/07
    Compartido por Lili Kerekes

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