martes, 31 de marzo de 2009

Coprofagia

Esta actitud aparentemente escandalosa y muy sucia es una práctica frecuente en cachorros de muchas especies animales, y también en los bebes humanos. Las perras además suelen comer las heces de sus cachorros recién nacidos no sólo como una práctica higiénica para conservar al nido lo más limpio posible, sino también como parte del estímulo necesario para desencadenar los reflejos de micción y defecación en los recién nacidos mediante este masaje. La coprofagia en los cachorros caninos más crecidos puede responder a un problema con la absorción de nutrientes que debería ser investigada por un veterinario. Una dieta inadecuada en fibras y proteínas, la mala digestibilidad del alimento, las deficiencias enzimáticas, carencias vitamínicas, deficiencias pancreáticas, las infestaciones parasitarias u otros problemas del aparato digestivo como gastritis, pueden intervenir en estos procesos.

También los trastornos del comportamiento pueden ser originados por estados de ansiedad provocados por conflictos ambientales o por estrés, por aburrimiento, como forma de llamar la atención de su propietario, incluso como una estrategia para evitar castigos muy severos en caso de eliminación fuera de sitio. Los problemas de distribución errónea del espacio para dormir, comer, orinar y defecar o que estén demasiado juntos, podrían considerarse también dentro los factores que favorecen la coprofagia. En situaciones de ansiedad de separación y en perros que pasan mucho tiempo solos en casa, pueden aparecer asimismo estos problemas. En todos estos casos los juegos, el pasar más tiempo con nuestro animal de compañía, los paseos, el ejercicio, no levantar las heces en su presencia, una firme pero paciente educación, etc., pueden contribuir en la solución de este trastorno. Incluso hay pastillas y articulos que inhiben este comportamiento.

Hay expertos que mencionan causas hereditarias. Cuando se manifiestan desde cachorros, se puede también considerar como parte de un proceso normal de búsqueda de nutrientes, que forma parte de la evolución de un proceso de adaptación a la domesticación.

Existen distintas opiniones de veterinarios con relación a este tema como demuestran las siguientes referencias recopiladas en Internet por el Dr. Mauro Lantzman. Para James Serpell del Departamento de Estudios Clínicos de la School of Veterinary Medicine de la Universidad de Pennsylvania es importante recordar que la habilidad de sobrevivencia tiene relación con el hecho de revolver la basura en búsqueda de alimento, esto es una conducta relevante en la adaptación del perro doméstico. Algunas razas son más propensas que otras para comer sus propias heces u otros items poco palatables, y además según este autor suelen ser experiencias precoces durante el crecimiento del perro que no han sido reprimidas en su momento. Por ejemplo parece ser que este problema de comportamiento es más frecuente en aquellos perros a los que se les permitió vagabundear sin restricciones. En general las heces tienen pequeñas cantidades de grasas o proteínas no digeridas, es decir que esconden algún valor nutritivo. Finalmente este autor considera normal que las perras coman las heces de sus cachorros e incluso es posible que este comportamiento se torne habitual

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