sábado, 25 de agosto de 2007

LOS ANIMALES VISITAN LA CARCEL

Según apunta la normativa mexicana, dos de los fines primordiales de las instituciones penitenciarias son la reeducación y la reinserción social de los internos. La puesta en marcha de terapias asistidas por animales de compañía en centros carcelarios supone una buena herramienta para lograr estos objetivos.

Detrás de las rejas, el mundo exterior deja de existir. Las interacciones de los presos con la sociedad quedan relegadas a contactos ciertamente escasos y muy controlados. Pero la privación de libertad, al margen de su condición de castigo, descubre su lado más amable gracias a la fuerte convicción de que el aislamiento se dirige en esencia a rehabilitar a los reclusos.

En algunos paises se viene trabajando por más de una década en la implantación de programas de terapia y educación asistida por animales de compañía (TEACC) en centros penitenciarios, ayudando a los penados a superar problemas de autoestima y contribuyendo a la creación de un ambiente más relejado dentro de las cárceles.

En nuestra memoria todavía sigue impreso el famoso lema anti-abandono ‘No lo abandones. Él nunca lo haría’, un slogan que en 1988 recorrió el mundo y que sirvió para dejar clara la mision de las Asociaciones Protectoras: promover el papel de los animales de compañía en la sociedad. Este objetivo se desarrolla en dos frentes: por un lado está el bienestar animal, del que esta campaña es ejemplo, y por otro, el bienestar humano, puesto que los animales de compañia son una extraordinaria fuente de salud.
Una de las pioneras en este proyecto "piloto" fue Mary Whyham, Jefa Superior de Libertad Vigilada en Lancashire, Reino Unido. Esta amante de los animales, visitaba prisiones inglesas durante la década de los 80 llevando a su Bóxer París a conocer y jugar con los internos. María Dolors Torner, que en aquellos momentos dirigía una fundación, tomó buena nota de los resultados que Whyham expuso al auditorio, iniciando los trámites para inaugurar intervenciones similares en las instituciones penitenciarias.

En 1992, Torner consiguio buena aceptación para la puesta en marcha de los programas.

Whyham París, un par de canes, se pusieron a cargo de un pequeño grupo de 34 internos de la Unidad de Atención Especial, en un departamento especializado en la rehabilitación de toxicómanos, “trabajando, sobre todo, el tema de la autoestima, muy presente debido a las recaídas que produce la adicción a las drogas”.

La decisión de que esta pareja canina estuviera formada por un macho y una hembra con vistas a la reproducción resultó muy acertada. Ser testigo de una gestación y vivir el nacimiento de las camadas, arroja a la rutina de la prisión una esperanza nueva que repercute en el ambiente general. En un principio, la entidad pensó en vender los cachorros, pero enseguida se cambió de idea ofreciendo los cachorros al personal y a los internos: “lo que intentamos es que los internos se queden con algún cachorro y estén deseando salir para abrazarlo”.

Con este primer programa se demostró que los animales son un recurso ideal para personas con perfiles difíciles: “hay que seleccionar bien a los internos, ya que deben ser personas que puedan interactuar con los perros”, señala la Directora-Gerente de la Fundación Affinity. En este sentido, los pacientes psiquiátricos son los más indicados, pero el perfil general al que atienden la mayoría de los presos guarda relación con sujetos que provienen de familias pobres y que poseen un nivel educativo bajo o nulo.

No sólo perros
Las razas caninas con la que se trabaja deben cumplir varios requisitos: tranquilas, sociables, atléticas, fáciles de adiestrar, etc. Sin embargo, el perro no es el único animal que ha tomado parte en la terapia, tambien se ha añadido canarios.

Tambien en 1995 se comenzó un programa en el que participó un precioso gato persa que acompañó a internos de tercer grado y a enfermos terminales . Estas viviendas actúan de puente entre la prisión y la libertad y se decidió que, debido al contexto, fuera un gato el que protagonizara la terapia.

En Mexico aun no es puesta en marcha
Ha quedado constancia en otros paises de la mejora en la calidad de vida de este colectivo a través de la interacción con animales de compañía. Esperamos que en nuestro pais proximamente se implemente. Nosotros les explicariamos el proceso, los programas realizados y sus beneficios, y les enviariamos bibliografías y manuales.

Se debe unificar criterios para la selección del animal, el número de ejemplares, la raza, el tipo de caseta, su emplazamiento, etc., dejándose aconsejar por un equipo de expertos colaboradores, entre ellos, los veterinarios del departamento de etología de la Universidad Autónoma de Barcelona. Affinity corre con todos los gastos: desde la adquisición de los animales, casetas, comederos, juguetes y correas hasta la alimentación y las visitas al veterinario para toda la vida.

A cambio de todo este esfuerzo, lo único que se la pide, es el seguimiento continuado por parte del personal. Deben asegurarse de que los animales no van a dejarse solos en sus jaulas sin ofrecerles compañía y cuidados, por eso es esencial que el programa se detalle al máximo, cubriendo las vacaciones, las existencias de comida y agua, etc.
Grandes beneficios
La mejora del estado de ánimo, de la autoestima, del comportamiento, del sentido de la responsabilidad y del clima del departamento, disminuyendo los conflictos, son sólo algunas de las consecuencias positivas de la TEACC en centros penitenciarios. “Hay más alegría y una mayor comunicación entre internos y personal”, afirma la responsable de la fundación, señalando también que “la presencia de los animales despierta sentimientos como la simpatía, la tolerancia, la compasión y la paciencia”. Y es que, a diferencia de las residencias geriatricas, donde se trabajan aspectos motores, en las instituciones carcelarias se pone énfasis en los roles afectivos.

Tal y como nos revela María Azkargorta, “cargos importantes dentro de la Dirección General de Asuntos Penitenciarios de otros paises conocen el proyecto y ayudan a impulsar las terapias con animales dentro de las cárceles en el mundo”. La oscuridad de la prisión se ve alterada por unos simpáticos inquilinos que infunden una alegría adicional e inesperada que empuja a sus cuidadores a rehabilitarse mucho antes.

Por Alicia Aragón
Fuente de información: Fundación Affinity

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